Chimalaco, Axtla de terras, Saan Luis Potosí
Palabras de la compañera Luz María Saldaña. Soy avecindada de la comunidad y he sido comisionada para traer esta palabra de la Comunidad nahua de Chimalaco, Municipio de Axtla de terras S.L.P. a 14 de Agosto del año 2013.
Estimados hermanos del Congreso Nacional Indígena, la nación Nahua de Chimalaco les manda un cordial saludo y a través de este escrito queremos exponer lo siguiente, que como siempre hemos sido objeto de injusticias de parte de dependencias del gobierno por quitarnos nuestro territorio lo cual mujeres, niños, jóvenes, adultos y ancianos decidimos recuperar, desde el inicio de esta lucha fuimos encarcelados, destruyeron nuestras rusticas viviendas pero no nos dimos por vencidos teniendo las esperanzas de que organizados seriamos fuertes, formulamos la junta de buen gobierno, trabajando la producción de las abejas, colectivamente recuperamos milpas, fortalecimos las reuniones comunitarias para el buen manejo de nuestro territorio también enseñando a nuestros niños la lengua materna para que tenga una convicción diferente a la gente mestiza y cuidar a nuestra madre tierra que nos da nuestro sustento y nuestra propuesta es la siguiente: hacer florecer nuestras raíces, dejar de estarnos quejando de que nos apoye el gobierno, fomentar el colectivismo en nuestras naciones, fortalecer el sistema de salud en nuestra comunidad y también la educación.
Estamos aquí para cambiar el esquema del Congreso Nacional Indígena para fortalecerlo y que salgamos adelante.
Ni un México mas sin nosotros.
ATENTAMENTE
Nación Nahua de Chimalaco
Pueblo Kumiai, San José de la Zorra, Baja California
Breve mensaje de los hermanos Kumiai de San José de la Zorra.
Queremos hacer saber a los compañeros y compañeras reunidos en la Cátedra que los pueblos nativos de Baja California en especial de San José de la Zorra, aunque no en su totalidad estamos y seguimos firmes en la lucha por la recuperación, la protección y respeto de nuestras tierras, nuestras culturas, nuestras aguas y bosques y todo lo que nos heredaron nuestros dioses, nosotros somos los indios Mat tipay de la tiera.
Santa María de Ostula, Michoacán, México
Al Congreso Nacional Indígena
Al Ejército Zapatista de Liberación Nacional
A los Pueblos del Mundo
La comunidad indígena de Santa María de Ostula, perteneciente al municipio de Aquila, en el estado de Michoacán, México, está integrada por 49 encargaturas en un territorio de 19 mil hectáreas, reconocidas en la resolución presidencial del 27 de abril de 1964.
Ante el violento despojo a manos de ricos ganaderos mestizos de La Placita, Michoacán, propiciado por supuestos errores técnicos en nuestro Plano Definitivo con el apoyo de los malos gobiernos, decidimos organizarnos y luchar. En nuestra exigencia por que se respete el territorio ancestral de nuestra comunidad, hemos sufrido de la represión que inició el día 26 de julio de 2008 cuando fue violentamente asesinado el comunero Diego Ramírez Domínguez, quien estaba a cargo de la Comisión por la Defensa de los Bienes Comunales.
Ante tanta injusticia el 29 de junio de 2009 los indígenas de la comunidad de Ostula recuperamos una superficie de 1,300 hectáreas que mantenían en posesión 6 acaudalados terratenientes. Para ello debimos reorganizar nuestra policía comunitaria y conformamos nuestra Guardia Comunal, con el objetivo de proteger a nuestros comuneros y territorio de los ataques con armas de alto poder por parte de grupos paramilitares supuestamente ligados a bandas del crimen organizado, que tuvieron lugar el mismo día de la recuperación de las tierras.
Después de ese día, comenzamos con un supuesto proceso de negociación a través de la Secretaría de Reforma Agraria, que de inmediato se hizo acompañar de una represión sin precedentes en nuestra contra, iniciando con la desaparición de los comuneros Gerardo Vera Orcino y Javier Martínez Robles, activistas en defensa de nuestras tierras.
El día 20 de abril de 2010, fue secuestrado y desaparecido nuestro comisariado de Bienes Comunales Francisco de Asís Manuel, quien encabezara la lucha por la recuperación del territorio.
Mientras el gobierno federal decía que negociaba y escuchaba nuestro problema, alrededor de mil elementos de la marina, ejército mexicano, policía federal y agentes estadounidenses catearon casas de nuestra comunidad, detuvieron a varios comuneros y decomisaron armas de la policía comunitaria y guardia comunal. Lo que no sabíamos es que unos días después el 7 de mayo del mismo año entraría un grupo armado de alrededor de 150 paramilitares para intimidar, amenazar y alterar la paz pública en la cabecera comunal.
Mientras el gobierno decía que nos respetaba, la marina realizaba encuestas en las comunidades para saber cuántos hombres, mujeres, niños, vehículos y tiendas de abarrotes tenemos. Para nuestra comunidad hubo una abierta estrategia contrainsurgente que fue operada no solo por los malos gobiernos, sino por grupos paramilitares presuntamente ligados a la delincuencia organizada.
El día 21 de septiembre de 2010 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos dictó medidas Cautelares para nuestra comunidad, que después se ampliaron para pedir que se de solución al conflicto agrario, que sigue siendo la principal demanda de nuestro pueblo, a lo que el gobierno federal decía que tomaría cartas en el asunto, indemnizando a los supuestos pequeños propietarios y tratar así de propiciar las condiciones de paz.
Decía el mal gobierno que negociaba y que decidiéramos si aceptar o no la propuesta de entregar una parte del territorio recuperado a cambio de dinero, por lo que de acuerdo a nuestra formas iniciamos una consulta interna en cada una de nuestras encargaturas. A lo que el gobierno federal decía que en tanto no se concluyera no podría proponer una solución al conflicto agrario mediante la Secretaría de la Reforma Agraria. No logramos concluir la consulta porque mientras la realizamos costó la vida a mas de 10 líderes de nuestra comunidad. Cuando nos faltaba solo una reunión para concluir la consulta, asistió una caravana del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad como observadores, sin embargo la consulta no se pudo concretar pues la policía federal que venía escoltando la caravana, abandonó al grupo y enseguida un grupo armado los emboscó, secuestrando y asesinando a Don Trino, líder moral de nuestra lucha. Todo esto a pesar de las Medidas Cautelares que mantenía la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Así, el gobierno federal, estatal y municipal han facilitado que en la costa de Michoacán gobiernen abiertamente las bandas de la delincuencia organizada, que buscan adueñarse de nuestros recursos naturales como los minerales y maderas preciosas que han estado extrayendo de manera clandestina, imponiendo los proyectos capitalistas de una manera salvaje y sangrienta.
A la fecha hay un gran dolor en nuestra gente, mas de 30 asesinados, 4 desaparecidos y mas de 100 familias desplazadas que para proteger su vida han debido dejar la tierra que amamos y seguimos resistiendo con dignidad manteniendo la vida comunitaria y la posesión de las tierras recuperadas, pues si después de mas de 5 siglos resistiendo no nos han exterminado, no lo harán ahora.
Muchas gracias por escuchar nuestro mensaje, dejamos un saludo respetuoso al Congreso Nacional Indígena, a la Comandancia General del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, a los medios de comunicación honestos y a la sociedad civil que acompaña esta Cátedra Juan Chávez Alonso.
Muchas Gracias.
Comisión para la Defensa de los Bienes Comunales de Santa María Ostula, municipio de Aquila, Michoacán
Palabras del Profesor Francisco Reyes Morales (Pueblo Purepecha)
Chari sesikijimbo en´katzi ishua jaka llaminduecha.
Con el permiso de ustedes aquí presentes, con el permiso de la Comandancia General del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional del Congreso Nacional Indígena, de los adherentes de la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, Nacional e Internacional.
Aquí estamos los pueblos originarios de todo el país que venimos desde muy lejos en el tiempo, aquí estamos todos los indígenas y no indígenas olvidados, mujeres y hombres simples que no contamos para los malos gobiernos emanados de los partidos políticos. Hablar de Tata Juan Chávez Alonso es hablar de la defensa de nuestro territorios como naciones, tribus, comunidades y barrios, las condiciones que padecemos todos de despojos, destrucción de la madre tierra, explotación, desprecio y humillación por el sistema capitalista. La memoria nos une como pueblos, en este proceso de lucha, de toma de conciencia y despertar de nuestro pueblos originarios, hombres como Tata Juan Chávez Alonso que lucharon porque no desaparezcamos como pueblos, vale la pena ofrecer con amor y sacrificio nuestra vida a tan digna causa y han sido siglos de engaños y esperanzas vanas de empobrecimiento, corrupción y miseria provocando por los ricos coludidos con los malos gobiernos, es tiempo ya que seamos ahora los arquitectos de nuestro propio destino, luchemos la nación entera por un nuevo país, donde quepan muchos mundos, hagamos nuestro propio camino, busquemos formas de convivencia racionales y desarrollo equilibrado, sin implicar la destrucción de nuestro medio ambiente, es lo que necesitamos la humanidad entera, para el modelo neoliberal que quiere quitarnos las fuentes de subsistencia para someternos, quitarnos los saberes de nuestra producción de alimentos y nuestra vida comunitaria, que es la base de la resistencia. Tata Juan, tu partida nos duele hasta el fondo del corazón, eres un pilar el seguir por nosotros los pueblos originarios. Nunca mas un México sin nosotros
Irieta Púrepecha. (pueblo Purepecha).
Palabras de Octavio Ignacio Castillo [delegados del pueblo phurepecha de Michoacán]
A todas y todos ustedes con el debido respeto. Hermanas y hermanos habitantes de tierras insurgentes, pueblos originarios esencia y color del México primero. Sociedad civil mexicana y de mas allá de nuestras fronteras, para ustedes todos los aquí presentes un saludo franco de admiración y respeto de nosotros delegados del pueblo phurepecha de Michoacán y por lo tanto de Nurio, cuna y hogar que fue de uno de nuestros hermanos mayores, que con su ejemplo digno palabra y pensamiento nos ha traído a con ustedes todos nosotros. En un antes como luego decimos en nuestro pueblo, damos gracias a la comisión de jóvenes habitantes de la ciudad de México, que con precisión, valentía y mas velocidad hicieron posible nuestra llegada a tiempo a esta Universidad de la Tierra, un reconocimiento a ellos propiamente.
Nuestra palabra conlleva matices de pesar y esperanza, pesar por la desaparición física de nuestro hermano y gran maestro Juan Chávez Alonso y esperanza de que con su ancestral sabiduría inmortalizada, logremos dar un paso más hacia uno que fue su más grande anhelo, reconstruir desde sus cimientos la gran nación phurepecha, sin dejar de lado el mismo anhelo que compartió con lo demás pueblos originarios de México y el mundo.
En ocasiones se dice que las palabras sobran ante los hechos, solo que ahora en el homenaje que se le celebra las palabras faltaran para describir ante ustedes la labor que este hombre realizó en su vecindad con este mundo. Labor que inició desde muy temprana edad a favor del pueblo en que nació y amó. Siendo lo que fuimos para con él, en no pocas ocasiones, nos compartió su palabra, experiencia y entendimiento de la realidad que nos oprime hoy como pueblos originarios. Teniendo claro que mucha más de su digna labor la realizó a favor de otras tierras, otros hermanos, otros mundos. Dejamos esa palabra a otros que con el caminaron.
Por lo que a nosotros toca, resumo brevemente lo que de él conocimos de palabra y obra: Inicio poniendo el acento a la lucha por la recuperación de tierras comunales enajenadas con plan orquestado por terratenientes municipales, lucha que inició cuando fue testigo presencial de un acto de abuso a la dignidad de la mujer phurepecha, en el que un terrateniente, dueño de la cosecha impidió cumplir la tradición de regalar un chiquihuite de maíz a las comideras, pisando con su bota la mano de la esposa del mediero –como se llamaba a quien sembraba tierra ajena- .
Enfrentó el acoso de autoridades judiciales y agrarias corruptas en compañía de un grupo de valientes compañeros que purgaron penas condenatorias por estos hechos. Demostrando su amor por la madre tierra, organizó y realizó plantaciones forestales locales y regionales, reforestaciones que hoy en día conserva y aprovecha la comunidad en todo su entorno.
Y que decir de su lucha por establecer centros educativos que impartieran enseñanza en nuestra lengua en primer termino y no propiciar la extinción de ella, desde las aulas, su sacrificio fue en aumento conforme mas entendía el proceder del sistema opresor, cambio las formas de pelear entre comunidades vecinas y hermanas por la posición de tierras comunales, motivando la construcción en la comunidad de la primera unidad deportiva regional con la idea de fomentar una convivencia y competencia sana entre todos los pueblos vecinos. Continúo su incansable labor recorriendo las cuatro regiones que componen la nación purépecha logrando fundar en la comunidad la primera escuela secundaria técnica de la región, misma que inicio labores albergando estudiantes de comunidades aledañas y de más lejos que contaban con pocas posibilidades de estudiar por sus precarias condiciones económicas. Sin detenerse, continúo con su proyecto educativo alterno “Nuriohuen” educación con rumbo y respeto a la madre tierra, proyecto inconcluso por la intromisión del sistema educativo estatal y el desentendimiento de autoridades locales –debemos reconocerlo-, prosiguió por las cuatro regiones del pueblo purépecha orientando la aspiración de establecer otro u otros centros educativos de nivel superior, gestión que motivo la fundación del instituto tecnológico superior purépecha, establecido en territorio de la comunidad de Cheran. Asímismo obtuvo la anuencia de la mayoría de las autoridades purépechas para fundar la universidad autónoma verdadera de Michoacán misma que termino estableciéndose en territorio de la comunidad hermana de Pichataro que por diversas razones y opciones no se concluyo en Nurio.
Como anticipamos falta la memoria y las palabras para completar la exposición de la obra y pensamiento de este luchador social que ahora en la inmortalidad de su ancestral sabiduría sea colocado su imagen en nuestra jefatura y sala de consejo a lado de héroes de la talla de Zapata, Morelos e Hidalgo, con las reservas, queda pues para nosotros los que le sobrevivimos un ejemplo a seguir y una gran tarea que cumplir. Sin agregar más palabras que se reducen ante los hechos le saludamos hoy aquí en la Universidad de la Tierra en San Cristóbal de las Casas a 17 días del mes de agosto 2013.
Palabras de Juan Chávez Alonso Rodriguez
Hermanas, hermanos
Muy buenos días tengan ustedes, reciban un saludo cordial del pueblo p’urhepecha. Saludamos a la Comandancia General del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, al Congreso Nacional Indígena, a la sociedad Civil Nacional e Internacional aquí presentes.
Nuestro hermano mayor, Juan Chávez Alonso quien físicamente no está presente con nosotros, pero su pensamiento, su digna sabiduría, su corazón se encuentra en cada uno de nosotros.
Quiero compartir los momentos en los que con él siempre compartimos en la vida, nos enseño el aprecio por la madre Tierra, el valor que tiene nuestro maíz sagrado, el aprecio a todo el hábitat, los bosques los ríos, las plantas, los mares los minerales, todo lo que compone un territorio verdadero de los pueblos originarios de este planeta Tierra.
También nos enseño a fortalecer nuestra cultura verdadera, de seguir siendo los pueblos que somos, de saber ejercer nuestros derechos, a la libre determinación en base a la autonomía para poder decidir nuestro destino, en beneficio de nuestras necesidades, tomando en cuenta todos estos deseos que él anhelaba están reflejados en los Acuerdos de San Andrés Sacamch’en de los pobres firmados por el Ejercito Zapatista de Liberación Nacional, el Gobierno Federal y la Cocopa en el año de 1996.
Por la reconstitución integral de los pueblos originarios. “Nunca más un México sin Nosotros”.
Palabras de Fortino Domínguez [zoques de Jalisco]
17 de agosto de 2013, CIDECI Universidad de la Tierra, Chiapas.
Humanidad Saya akuit. Buenas tardes humanidad. Reciban un caluroso saludo desde nuestros corazones.
Con el permiso de mis mayores y con la autorización de los hombres y mujeres zoques que ahora vivimos en Jalisco voy a tomar la palabra. Mi nombre es Fortino Domínguez Rueda, zoque de Chapultenango y desplazado a la ciudad de Guadalajara.
La historia de los zoques del norte de Chiapas, México es de una cuenta larga. Estamos presentes en estas tierras desde los primeros días de la Mesoamérica profunda. Una de tantas es la de los zoques de Chapultenango, mismos que hemos padecido desde hace más de 500 años el proceso de conquista y exterminio. Padecimos terriblemente el proceso de conquista europea, la brutalidad del periodo colonial, la supuesta independencia y la revolución mexicana. Lamentablemente las últimas décadas no han sido nada fáciles. Para ello, basta recordar la terrible experiencia de la erupción del volcán Chichón, nombrado erróneamente por Jacobo Zawludoswki como Chichonal.
La fiesta de la piowachuwe “tomó por sorpresa” a las instancias gubernamentales del Estado de Chiapas que hicieron caso omiso a las voces de alerta que los zoques articulamos con mucho tiempo de anticipación. Por ejemplo, hacia 1964, la actividad volcánica comenzaba a ser muy notoria en la zona. Los pobladores de los alrededores del volcán observaron que desde numerosas grietas de las laderas se despedían gases y por mucho tiempo persistió un fuerte olor azufroso. Una cresta del cono del Chichón se incendió y los temblores no cesaron durante los cinco años siguientes. Entre enero y marzo de 1982 las cosas se recrudecieron. Ocurrieron entre 30 y 40 temblores. Esto presagiaba un presente nada alentador para los zoques serranos. Desafortunadamente, el 28 de marzo de ese año, el volcán Chichón entró en fase eruptiva, arrojando material piroclástico a una distancia de 37 mil kilómetros cuadrados y a una altura de 17 kilómetros. Semejaba un inmenso hongo de más de 100 kilómetros de diámetro, devastando vegetación, campos de cultivo y 14 poblados que se encontraban a 12 kilómetros a la redonda, principalmente los poblados de Chapultenango, Guadalupe Victoria, Esquipulas Guayabal y Francisco León.
El volcán tuvo tres fases eruptivas hasta el 4 de abril de 1982. El área más dañada fue de diez kilómetros de radio a partir del cráter, en la que desapareció toda existencia de vida animal y la población que no logró salir falleció atrapada por la lava del volcán. Las tierras quedaron incultivables esto repercutió en daños ecológicos y económicos para las poblaciones que realizaban práctica agrícola de monocultivos como medio primario de subsistencia. La muerte y la desolación hicieron presa de la población zoque asentada en el norte de Chiapas. El desastre afectó un total de 35 mil 599 hectáreas; las restantes 2 mil 133 de propiedad privada -cultivadas de maíz y café-, así como las tierras designadas al ganado, también colapsaron. Los daños económicos fueron valuados en más de 117 millones de dólares, principalmente en los municipios de Francisco León y Chapultenango. Un total de 22 mil 351 personas de siete municipios fueron evacuadas de la zona, de las cuales 15 mil fueron albergadas temporalmente en 37 sedes distribuidas por Villahermosa, Cárdenas y Huimanguillo, en el estado de Tabasco; y Pichucalco, Ixtacomitán, Bochil y Tuxtla Gutiérrez, en el estado de Chiapas. Por su parte, el censo del Instituto de Geografía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) reveló que las familias afectadas ascendían a 9 mil 451. Extraoficialmente, entre mil 770 y 2 mil personas perdieron la vida durante las tres erupciones del volcán, lo que trajo graves consecuencias para los afectados, por el abandono de sus tierras y el desplazamiento forzado hacia otras regiones de contextos culturales y ecológicos diferentes a la región zoque del norte de Chiapas.
Muchos zoques fueron reubicados-desplazados por el gobierno en diversos municipios de Chiapas, otros más, migramos a los estados de Jalisco, Veracruz, Distrito Federal, Quintana Roo y desde hace 15 años muchos compañeros han partido hacia Boston, Massachusset en los Estados Unidos. A estas alturas el desplazamiento y estancia zoque en los diversos puntos de llegada comienza a adquirir un rostro multifacético, pero todo ello marcado por un creciente contexto urbano.
El presente urbano zoque.
A más de tres décadas, la situación de los zoques afectados por la erupción y desplazados de nuestro territorio ancestral no ha cambiado mucho. El acceso a la salud, vivienda, trabajo digno y calidad de vida se han esfumado como las fumarolas del volcán. Las condiciones de vida en los nuevos puntos de residencia (rural y urbana) demuestran que todo cambió para seguir igual, ya que la exclusión y el racismo siguen operando como ordenadores sociales que determinan nuestro presente. Aquí vale la pena decirlo con todas sus letras, en el México de ahora el color de la piel sigue siendo un elemento de diferenciación y excusa perfecta para despreciarnos y humillarnos. Nosotros sabemos que todo ello tiene una lógica para deshumanizarnos, sin embargo, no podrán ya que la resistencia y la humildad de lucha habitan entre los hombres y mujeres zoques.
Nuestro territorio se colapsó y ahora, desde diferentes calendarios y geografías, estamos reconstruyéndonos. Los fenómenos naturales como las erupciones volcánicas, el desplazamiento forzoso de damnificados, las reformas neoliberales al artículo 27 y los diversos procesos migratorios, han reconfigurado la cultura e identidad de los zoques.
Sin embargo, la digna rebeldía se ha mantenido. Un ejemplo es el proceso organizativo que desde el 2007 llevamos a cabo los zoques residentes en Jalisco. Este proceso se ha unido con el de los compañeros zoques que actualmente residen en Chiapas. Es así como en el 2012, en la conmemoración de los 30 años de la erupción del volcán, juntamos la palabra de los zoques residentes en Chiapas, Jalisco y Veracruz, mediante un enlace virtual. Con ello buscamos hechar la palabra e intercambiar experiencias de lucha para la reconstitución de nuestro pueblo. A la par, los compañeros zoques de Jalisco hemos participado en las reuniones del Congreso Nacional Indígena región Centro – Pacifico. La razón principal para participar en este espacio de lucha es que la defensa de la madre tierra es fundamental, y nosotros que fuimos arrancados de ella, sabemos a cabalidad las consecuencias así como el dolor que ello provoca en nuestros corazones.
Por todo lo anterior, los zoques que vivimos en la diáspora apuntamos a construir una sociedad que reconozca la diversidad de los diversos; una sociedad que entienda la importancia de reconocer a los pueblos indios como sujetos de derecho, aun cuando su territorio ancestral esté devastado y en proceso de reconstrucción. Que no nos juzguen por ser desplazados. Que entiendan que no existió otra salida más que el éxodo forzoso. Como dicen los compañeros zapatistas: somos de antes, sí, pero somos nuevos. Tanto así, que estamos juntando nuestros pasos con otras y otros. Ahora sabemos que habitar en la ciudad puede convertirse en un elemento que puede ayudarnos en el proceso de liberación de nuestros pueblos. Debemos sumar esfuerzos y así proclamar a cabalidad la frase del Congreso Nacional indígena: Nunca más un México sin nosotros, nunca más sin los hombres y mujeres que del color de la tierra somos.
Yuskuroya
Gracias
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