Universidad de la Tierra.
San Cristóbal de las Casas, Chiapas.
30 de Diciembre de 2012
Rene Olvera Salinas
Colectivo Grietas
Desde muy temprano, en las instalaciones de Cideci Universidad de la Tierra, ese “espacio sombra de la lucha zapatista” como lo ha caracterizado muchas veces su director el Dr. Raymundo Sánchez Barraza, dio comienzo el pensar y hacer colectivo de lucha que exige la nueva era maya y de distintos pueblos del Abya Yala (América Latina). Una nueva era caracterizada por la organización y la lucha antisistémicos, es decir, en contra de un sistema de dominación no sólo económico sino: neoliberal, patriarcal, político, social, subjetivo, que permea la gran mayoría de nuestros espacios cotidianos. Así lo señalaron las intervenciones de los compañeros y compañeras Mercedes Olivera, Xóchitl Leyva y Jérome Baschet.
Durante esta primera mesa de reflexión y análisis se escuchó la palabra de la región anfitriona, con sus problemáticas y luchas locales, intentando dar respuesta a la pregunta lanzada por el comunicado del CCRI-CGEZLN del pasado 21 de diciembre de 2012 tras la retumbante marcha silenciosa que cubrió las mismas 5 cabeceras municipales que tomaran el 1 de enero de 1994, esta vez, cambiando las armas con la organización y la dignidad rebelde.
“¿Escucharon? Es el sonido de su mundo derrumbándose. Es el sonido del nuestro resurgiendo.” CCRI-CGEZLN.
Las respuestas a ello fueron diferentes pero en un mismo marco de entendimiento: las luchas antisistémicas. A continuación, un recorrido general por las mismas:
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La compañera Mercedes Olivera escuchó, entre otras cosas, la destrucción de la Madre Tierra y de las mujeres en ella, como resultado de la actual distribución de la propiedad dominante y del patriarcado, producto ambas de una territorialización construida por las empresas trasnacionales y de los distintos niveles de gobiernos en las últimas décadas.
Al mismo tiempo, escuchó un mundo resurgiendo en y desde la lucha y la organización, ambas con una historia larga pero recientemente construyendo nuevas formas y nuevos objetivos acordes al contexto en que estamos viviendo y con aprendizajes que es necesario y urgente retomar ante la inminente destrucción.
Entre éstos se encuentra: a) la visibilización de las actuales formas de dominación, con el predominio de la dominación económica aunque de la mano de la dominación política. Situación que es palpable en situaciones concretas como la muerte por envenenamiento producida por la soya transgénica en distintas regiones del sur de México y de América Latina en general; la destrucción de la tierra y formas de vida como producto de la construcción de megaproyectos como hidroeléctricas, carreteras, acueductos, etcétera, que podemos encontrar a lo largo y ancho de América Latina; b) el reforzamiento y consolidación del proceso de “feminización de la producción” que pondría en manos de las mujeres la propiedad de la tierra, al ser ellas de las más afectadas en la distribución actual. C) El tránsito de formas de organización en pequeña escala a una organización de comunidades acorde a la manera en que se está reterritorializando el poder dominante; d) La creación de estrategias que combatan el abandono de la organización “por problemas de estómago”, como señala Mercedes que las compas zapatistas llaman a la necesidad de sobrevivir; e) La formación de alianzas y estrategias con los nuevos sujetos sociales creados por el nuevo contexto, como pudieran ser los jóvenes y las mujeres indígenas.
Mercedes Olivera escuchó el resurgimiento de “mujeres indígenas de ojos brillantes que no sólo piden igualdad entre hombres y mujeres sino la eliminación del carácter patriarcal del sistema”, lo cual renueva la existencia y la rebeldía. Por último, Mercedes escucha una invitación para pasar de ser mero espectador al hacer, a construir la nueva era que comienza en comunidad. Al fin y al cabo es nuestro mundo, el de todos, el que se esta destruyendo.
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Por su parte, la palabra de la compañera Xóchitl Leyva nos muestra otra escucha. Xóchitl escuchó la destrucción de nuestro mundo por medio de trampas propias del capitalismo que, entre otras cosas, convierten el simbolismo de nuestros pueblos, como es el caso del pueblo maya, en mercancía, intentando aniquilar su simbolismo real de rebeldía al mismo tiempo que hace ganancias.
La compañera denunció la trampa de proyectos económico/políticos como el que se ejecuta en México y Centroamérica llamado “Mundo Maya”, que tras el discurso de la multiculturalidad y reivindicando la “identidad nacional”, la “recuperación de las raíces”, a través del llamado “turismo cultural”, reordenan el territorio en función de la mayor acumulación de ganancia, propia de lo que los compas zapatistas llaman Cuarta Guerra Mundial, a costa del despojo y explotación de sus pobladores.
Xóchitl escuchó también la re-simbolización del pueblo maya, mostrando que la crisis puede potencialmente significar el agrietamiento del capitalismo, como dice Jhon Holloway, desde la organización, la lucha, y el cosmo-ser, es decir, el ser con el cosmos, como lo mostró la marcha zapatista, donde los calendarios y geografías fueron otros.
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La mañana cerró con la palabra del compañero Jérome Baschet , quien escuchando, resaltó el hecho de “estar ya en camino haciendo otros mundos”, así como el carácter de dicho hacer, sus límites y potencialidades. Escuchó la necesidad de resaltar la negatividad al mundo en el que vivimos, un mundo cuya organización está atravesada por el capitalismo y la destrucción que conlleva.
En este realce, es para Jerome, indispensable pararnos a analizar su carácter. Se trata de una negativa, de un NO al capital, que construye espacios liberados (no necesariamente físicos), donde se toma conciencia de las consecuencias de seguir en ese camino. Pero también de espacios que es necesario expandir, para lo cual la organización es fundamental.
Con ideas realmente importantes de tomar en consideración para pensar los espacios, el compañero resaltó el falso debate que en torno a ellos es común plantear, y que refiere a tener que elegir entre la confrontación con el capital y el estado ò la construcción desde el aquí y el ahora de lugares en una especie de aislamiento de los demás. Ambos, resalta Jerome, son inseparables, ya que podemos “descapitalizar nuestras subjetividades, experimentar otras formas de hacer al margen del capital, entre otras cosas, pero el capitalismo no desaparecerá”, hay pues que atacar la propiedad privada de los medios de producción y colectivizarlos, lo cual no es posible hacer sin confrontación.
En este marco, la importancia del zapatismo se vuelve fundamental como experiencia de lucha, donde para la construcción de la autonomía tuvieron que recuperar los medios de producción, la tierra, al mismo tiempo de expandir su capacidad del hacer al margen del capitalismo, en todos los ámbitos de su vida cotidiana: alimentación, educación, justicia, trabajo, salud, etcétera.
No se trata de una enunciación solamente la que hace Jerome, sino la invitación seria a replantear nuestro hacer en nuestra realidad local, o realidades locales, cada quien en la suya. Una invitación también a ampliar la escala de la lucha, a experimentar modalidades de autogobierno, generando asambleas locales que confronten al capital y resuelvan la destrucción.
“¿Escucharon? Es el sonido de su mundo derrumbándose. Es el sonido del nuestro resurgiendo.” CCRI-CGEZLN
Falta lo que falta.
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